lunes, 10 de diciembre de 2007

La Danza de las gallinas



El arte de los miedos, la música y la literatura, son expresiones que superan esa forma extraña del miedo. Evidentemente frente a la vida, pero quizás con mayor consistencia al tiempo. Aterra la sensación de perder el instante en que se comprende la existencia, y luego la anécdota parece desaparecer, estamos fuera. Es un desdoblamiento a la defensiva que nos libera de cualquier peligro inminente, pero no así de la angustia de vivir con ese miedo. El tiempo es ese miedo a perderse todo por creer que estamos en lo cierto, encerrarse en pequeños mundos mentales, para así superar lo que se piensa como una tortura. Es el miedo a ver transcurrir el tiempo y no darse cuenta por aquellas cavilaciones de insomnio, por eso soñamos con imágenes que representan esos miedos. El arte es su superación, o más bien, la escapatoria perfecta para no enfrentarse directamente a nuestros más terroríficos juegos mentales, a los cuales caemos como pequeños pájaros desde las ramas de los árboles.

Esto comienza entonces con el deseo de interpretar un sueño. No cualquier sueño, sino aquel que lleva por nombre “La danza de las gallinas”. Hace un par de días soñó con un escenario espeluznante; una plaza, varios árboles y seis hombres disfrazados de gallinas negras y crestas rojas. Soñó que aquellas gallinas danzaban al ritmo prodigioso del viento y de las sordas melodías mentales. Se subían a los árboles como verdaderas bestias con garras, y se trasladaban de rama en rama, para luego caer al suelo en sus patas. Todo era una bella coreografía artística, con sus aleteos estrepitosos y cacaridos hilarantes. “Es el arte de los miedos” –pensaba. Aquella expresión mágica bajo la imagen temerosa de la gallina, que surge a partir de la cobardía frente al mundo. La danza es una máscara para no asumir la simple realidad de un cacareo mugriento, mientras el tiempo nos desbarata.

Los hombres disfrazados somos nosotros mismos en la rutina diaria. Nuestra apariencia no es la de una gallina, sino la de in hombre disfrazado de gallina negra y cresta roja. Gallinas negras porque tienen consciencia de ese miedo y construyen un arte bajo esa apariencia. Es el arte de los miedos, el arte que supera al tiempo de una gallina frente a la vida, mientras empolla un huevo en la tierra. Todo comienza con el deseo de interpretar ese sueño, que rompe con la línea de ficción y realidad. Evidentemente por eso se escribe, porque es preferible superarlo como ficción, a que vivirlo como realidad.

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